LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN PERDIDOS DE LA MUERTE MADRINA (CUENTO POPULAR ESPAÑOL RECOGIDO POR A.R. ALMODÓVAR

Los signos de puntuación perdidos

¡Que eso no hace falta pa' na'! Y mi encantadora vecina se quedó más ancha que pancha tras quitarlos ¡todos! ¿Te lo puedes creer?
-¡Ay! Si va a ser verdad que hacían falta... Dijo cuando vio el estropicio que había organizado. ¿Me ayudas a solucionar este desastre? Mi editor está esperando que le mande el texto para ayer y mi vida personal le importa un pimiento y de verdad, de verdad, de verdad, ¡que es que no me va a dar tiempo!
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Érase una vez un pobre jornalero Su mujer tuvo un hijo y, como eran tan pobres no sabían a quién convidar de padrino para bautizar al niño Un día salió el jornalero a un camino dispuesto a convidar al primero que pasara Pero se cansó de esperar y no pasó nadie Ya se volvía para su casa cuando se le apareció la muerte y le preguntó que qué le pasaba El jornalero le dijo que tenía un hijo sin bautizar pues como en su casa eran tan pobres nadie quería ser su padirno Entonces la muerte le dijo
Bueno no se apure usted que lo sacaré de pila, lo cuidaré y hasta le daré estudios de médico Ya tengo muchos ahijados y todos están muy contentos de serlo
Conque fueron y bautizaron al niño y cuando ya fue médico se lo presentó la muerte y le entregó una hierba diciéndole
Ves esta hierba Con ella podrá curar a todo el que tú quieras por muy enfermo que esté Nada más con que le toques los labios se pondrá bueno Pero ojo si al visitar a un enfermo me ves a mí a la cabecera dirás que tiene remedio y podrás curarlo Pero si me ves a los pies de la cama dirás que no tiene remedio y no intentarás nada porque a ése ya le toca Entendido
El muchacho obedeció a su madrina y llegó a coger fama de buen médico pues eran tantos los que se curaban con él Un día lo llamaron para que visitara a un rico que se estaba muriendo diciéndole que si lo curaba le pagarían mucho dinero Cuando entró en la habitación vio a la muerte a los pies de la cama Pero a pesar de eso dijo que aquel hombre tenía remedio le pasó la hierba por los labios y lo curó Cogió su dinero y cuando ya iba para su casa se encontró con su madrina que le dijo
Eres un mal ahijado Por esta vez te perdono pero recuerda que no debes curar a nadie si me ves a mí a los pies de la cama Estamos
Pasó el tiempo y otro día volvieron a llamar al muchacho a casa de otro hombre muy rico más rico todavía que el anterior diciéndole que le darían el doble de dinero si lo curaba Cuando el muchacho se presentó en la habitación vio a la muerte a los pies de la cama haciéndole señas e que no fuese a repetir la misma faena Pero él no le hhizo caso y dejó de mirarla por lo que no vio que lo amenazaba con su guadaña Aplicó su medicina cobró su dinero y se fue Cuando ya iba para su casa la muerte le salió otra vez al encuentro y le dijo
Ya me lo has hecho dos veces La próxima te tocará a ti
Ocurrió entonces que la hija del rey se puso enferma y todos los médicos dijeron que no tenía remedio Pero el rey publicó un vando diciendo que aquel que fuera capaz de curar a la princesa se casaría con ella Llegó la noticia a oídos del muchacho y se puso en camino muy preocupado por saber si se encontraría o no a la muerte y si estaría a los pies de la cama El rey le suplicó al muchacho que hiciera todo lo posible por salvar a su hija y le prometió que la boda sería antes de un año si la princesa se curaba y que lo nombraría heredero de todos sus reinos El muchacho miraba de reojo a la muerte pero ésta le hacía señas de que no Y así un rato Por fin él se atrevió sacó su yerba la pasó por los labios de la princesa y en seguida ésta se puso buena El rey y todo el mundo en el palacio se pusieron muy contentos y empezaron ya los preparativos de la boda
Pero el muchacho se encontró con la muerte que le dijo
Esta sí que no te la perdono
Él se puso a llorar y a suplicarle que por lo menos le dejara tiempo de casarse con la princesa Entonces la muerte lo llevó a una habitación donde había muchas velas encendidas y de muchos tamaños unas muy grandes otras medianas otras pequeñas y otras chicas que en seguida chisporroteaban y se apagaban La muerte dijo
A ver si tienes suerte y averiguas cuál corresponde a tu vida Las grandes son las de los niños que nacen las más pequeñas
Decía el muchacho señalando a una de las medianas
Es ésta
Y la muerte decía que no con la cabeza Y otra vez señalaba él a otra un poco más pequeña
Es ésta
Y la muerte volvía a negar y él señalaba otra más pqeueña y la muerte a decir que no Así fue llegando a las que eran cada vez más chicas y por fin se acercó a una pequeñita pequeñita que al decir Es esta con solo el aliento de su voz se apagó y allí se quedó muerto